Abrió hace un par de años y es de esos sitios con el que puedes sorprender. Y ser sorprendido, claro. Lo realmente interesante de estos restaurantes es que no solo sean bonitos, sino que puedas comer rico y a buen precio. Arallo Taberna tiene mucho de todo esto, además de estar en pleno centro de Madrid, detrás de la Gran Vía.
La decoración recuerda a un puerto, con grandes contenedores, aire industrial y una estética moderna. El local está presidido por una gran barra alargada, con asientos que miran a la cocina vista. Vamos, prácticamente como si te estuvieran cocinando para ti. Puedes ver el proceso íntegro y, si no hay mucho jaleo, interactuar con los cocineros. Son majísimos, te explicarán con detalle cómo preparan cada plato. Y eso sí que es una experiencia “fun dining”.
Arallo Taberna se centra en tres puntos clave: producto, producto, producto. Si a esto le añadimos la buena mano del jefe de cocina, Daniel Cardaba, quien ha trabajado en Alabaster, La Terraza del Casino y el Celler de Can Roca, el éxito está asegurado. Como ellos mismos se describen, es una neotaberna “made in Galicia”.
Su oferta lleva impreso el ADN atlántico que fusionan con ingredientes y técnicas foráneas. La carta, en realidad, es sencilla y pensada para pedir varios platos; todos ellos con un toque fusión de las cocinas mexicana, japonesa, peruana e india, entre otras. Esto fue lo que probamos:
Volandeiras agridulces (13,50€ / 4 uds). Este molusco es pariente de las zamburiñas. Lo preparan con un potente sabor sweet chili y ya son marca de la casa.
Croquetas-niguiri de merluza (7,90€ / 2 uds). Estas son imprescindibles. No hay otra forma de decirlo. Son muy cremosas por dentro y con la fritura justa para no resultar pesadas. Más bien todo lo contrario, son muy ligeras.

Navajas hechas al horno de carbón con emulsión de wasabi (fuera de carta). Estaban muy buenas, aunque yo me decanto, en este caso, por tomar las navajas solas, porque me encanta su sabor y quizá esta emulsión lo enmascara. Pero claro, para gustos, los colores.
Ceviche de corvina y pimiento amarillo al carbón (14,50€). Lo hacen con rábano, galletitas saladas y brotes de cilantro. Y eso es lo curioso porque las galletitas me dan el punto crunchy perfecto a una combinación de sabores más plana.

Bao de pato a la naranja con spring onion y lombarda encurtida, con salsa de naranja, mahonesa de la propia grasa del pato y kikos. Este plato lo probamos en proceso de pruebas, por lo que no sabemos si lo incluyeron finalmente o dieron una vuelta a la receta. Pero tal cual lo degustamos, estaba exquisito. No le faltaba ni sobraba nada.

Para terminar, una tarta de queso y frutos rojos. Es una tarta distinta a la que estamos acostumbrados, porque en realidad la sirven como una mousse, muy cremosa y con polvo de galleta por encima.

Sin duda es un lugar que merece la pena una (o varias) visitas, porque la carta cambia cada día y semana, según la disponibilidad del producto en el mercado. Y siempre tendrás la garantía de un espacio relajado y sin protocolo. Más bien canalla y divertido. Como más nos gusta.
Dirección: c/ Reina, 31. Madrid
Precio medio: 30€
Puntuación: 5/5
Web de Arallo Taberna.
Fotos de nuestro fotógrafo: Eduardo González.
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