Ya se echaba en falta aquellas tascas de Madrid, pero las de verdad. La moda gastronómica que ha llegado para quedarse hace que los restaurantes se renueven y pierdan parte de la esencia aunque sí, ganan en calidad gastronómica. Pero hay sitios, como el restaurante Celso y Manolo, que mantienen ese aire castizo con toques modernos.

En la calle Libertad 1 estaba la Taberna Arguelles, mítico bar en Madrid fundado por los hermanos Celso y Manolo quienes decidieron pasar la herencia para dar un toque más fresco y renovarlo. Para esto confiaron en los hermanos Carlos y Lucía que, después de reinventar La Carmencita, decidieron rebautizar la tasca para poner el nombre de los originarios propietarios: Celso y Manolo. La propuesta gastronómica de raciones y platos tradicionales con toques modernistas pero sin perder las raíces castizas es como para no perdérselo.

No te esperes un local enorme, y eso es lo que gusta de esta tasca. 8 metros de barra de mármol nada más entrar al local para que de primeras sepas el buen rollo que hay lleno de corrillos y risas que da su rico vermú casero y mesas pequeñas no aptas para grupos grandes ni para personas que no quieran contacto físico.

Celso y Manolo

Bien, vamos a lo que interesa de verdad: la carta. La amplia carta de Celso y Manolo recuerda a una página de prensa y se centra en tapas tradicionales de gran calidad en su materia prima. Bocata de calamares, rabas, arroz campero, revuelto de sobrasada ecológico, empanadillas, carnes, quesos, ensaladas de la huerta… Todo tapas clásicas apenas sin tratamiento pero con un pequeño toque personal para modernizar.

Las croquetas de bacalao rellenas de espinacas, pasas y piñones estaban genial, muy crujientes por fuera y cremosas por dentro. Con el primer plato ya ha dejado el listón muy alto.

Celso y Manolo

Después llegó la tabla de quesos para probar 6 de ellos. Soy muy fan de los quesos y me pierde cuando hay una degustación… ¡Y estaban de muerte! Queso tierno pasiego de vaca, queso asturiano «Rey Silo», queso de cabra, fariza de oveja curado y queso azul de vaca. Bueno, me falta uno pero no recuerdo cuál era.

Celso y Manolo

Bueno, aquí llega uno de mis dos platos favoritos de Celso y Manolo: el arroz campero. Lleva un poco de todo para que nadie se queje… Churrasco, chorizo, jamón, ossobuco y pimentón de la vera. El arroz en su punto perfecto y el «de todo» le da un sabor fuerte pero muy auténtico.

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Y el segundo plato estrella se lo lleva el bocata de calamares con salsita alimonada. ¡De impresión! No tengo nada más que decir. Los bocatas de calamares de la Puerta del Sol están tremenos y no quiero quitarles mérito, ¡pero cuidadín con este porque desbanca a cualquiera!

Celso y Manolo

Para no faltar al plato estrella de mi vida, nos pedimos el huevo a la sartén con foie a la plancha y patata rejilla y flor de sal. He de decir que conocía la patata rejilla pero nos sorprendió mucho y le daba otro toque a un plato tradicional como es este. La presentación no es la mejor del mundo, quizá deberían mejorarla porque incluso parece poca cantidad, pero las patatas rejilla hace que sea un plato muy cremoso.

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Para terminar, y antes del postre, nos pedimos el steaktartar con piñones. No logro ver este plato en la carta, y si lo han quitado deberías poneros triste porque merecía mucho la pena.

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¡Y llegó el postre! La tarta de limón al merengue que creo que está compitiendo con la de Lady Madonna. Y el segundo postre no recuerdo qué era pero estaba de muerte.

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¡Y hasta aquí mi experiencia en Celso y Manolo! Podéis echar un vistazo a la carta aquí. ¡Que aproveche!

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