Nadie podía imaginar que en la pequeña calle SanMateo podíamos encontrar un sitio donde pasan tantas cosas y tan buenas. Y es que en lo que parece ser un club secreto al principio de la calle, se abre un local que se llama CUATRODEOCHO con una zona bar-picoteo y otra zona de restaurante.
El Grupo Alcaravea lleva años conquistando nuestros estómagos con una cocina sencilla y con un producto de sobresaliente. Esta vez se suman al proyecto de CUATRODEOCHO, un concepto de gastronomía clásica que tiene su puntito de locura y que ha crecido gracias a los hermanos César, Óscar, María y Andrés (cuatro hermanos de ocho).
En la cocina se encuentra el gran Álvaro Crespo, que ha diseñado una cocina tradicional con excelentes productos y aires mediterráneos. El toque creativo que ha incorporado Álvaro dentro de su propuesta es excepcional porque el producto sigue siendo lo esencial. La carta tiene platos de temporada y lo van cambiando cada cierto tiempo, y apuestan por las medias raciones para compartir y, como imaginaréis, esto es un puntazo.
En primer lugar encontramos la zona con mesas altas para tomar copas o cervezas artesanas y después pasamos al restaurante con jardines verticales y una perfecta iluminación en un ambiente acogedor e íntimo… Y es aquí donde empieza lo bueno…
LOS PLATOS.
La ensaladilla de pulpo y gambas con un toque de pimentón de la Vera. Muy suave y ligera y con muy buena combinación de pescado y picante.
El carpaccio de tapilla de buey con aceite ahumado y lascas de parmesano. Esta carne ha estado 40 días de maduración y es un plato muy sencillo pero con gran sabor y sencillez. Muy rico.
Aquí llega lo más impresionante y lo que más nos sorprendió (y también uno de sus platos estrella): el capuccino de morcilla. Un trampantojo de crema de morcilla que se hace pasar por el capuccino con una espuma de patata. ¿La forma de comerlo? Muy sencillo, con la cuchara de abajo hacia arriba. Al principio tiene un sabor trufado por la espuma de patata pero es muy suave en la boca y poco a poco vas notando el sabor de la morcilla.
Vamos con un plato de temporada que podría esar perfectamente en la carta por una eternidad, los espárragos blancos de temporada con quinoa salteada con mantequilla. El toque que da la mantequilla con las lascas de sal es rico, rico.
un platazo de los pies a la cabeza y digno de pedir: las gambas con patitas crujientes y jugo de su propia cabeza. Hay que comerlo todo de golpe y apretar… ¡Boom! De golpe todo el sabor de la gamba.
Llegamos a la cocina clásica madrileña que no nos atrevíamos pero que no nos arrepentimos para nada de escuchar el consejo del chef Álvaro. Las mollejas de ternera con setas de temporada. Al principio fuerte en su olor pero nada que ver cuando lo pruebas, que parece como un cuscurro.
El arroz con vieiras y cigalas. Un arroz perfectamente en su punto con el mejor marisco. Simplemente mirad la foto y a gozar. Muy MUY bueno.
Lo fuertecito de la carta: las carrilleras al Oporto con reducción de ras al hanout, con puré de apio, nabo y pistachos. DELICIOSO y buena combinación entre las especias y la salsa con el suave puré. Muy top.
Llegaron las bombitas de los postres: el tocino de cielo y la tarta de queso condulce de leche. Vamos, que aquí los golosos de los dulces tienen para disfrutar un buen rato y encima con calidad. El mejor final que podíamos tener para este gran sitio.
Hasta aquí nuestro post de CUATRODEOCHO y de uno de los mejores lugares para comer por Malasaña y apartado de todo el barullo. Volveremos, claro que volveremos porque ha sido espectacular el trato, la comida y el lugar. Además, lo bueno que tiene es que va desde lo familiar hasta lo romántico o hasta para ir con amigos.
Dirección: San Mateo 21
Puntuación: 4,8 / 5
Precio medio: 30€
Aquí va la carta para que flipéis con cuatrodeocho.
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