Que un restaurante tenga la cocina abierta todo el día no es lo más común, aunque ya no nos sorprende. Sin embargo, sabemos que uno de los primeros en implantar el modelo non-stop en Madrid fue El Escondite de Villanueva, cuando abrió sus puertas allá por el 2001.
Se inauguraba así un nuevo modelo de negocio en el que puedes acercarte a cualquier hora del día y tienes una oferta adaptada.
Desde desayunos y brunch (estos últimos solo para el fin de semana), aperitivo en la terraza, un almuerzo de negocios, un cocido madrileño los miércoles al mediodía, una merienda después del trabajo, cenas a la carta, copas o menús adaptados para grupos.
Es un sitio precioso, decorado por el estudio de interiorismo Madrid in Love, con un ambiente íntimo y acogedor gracias a los sofás de terciopelo y una luz tenue. Tiene mesas tranquilas en el interior y una coqueta terraza a la entrada, ideal para verano e invierno. Yo soy muy fan de las terrazas, así que éste podría ser mi nuevo hot spot.

En cuanto a su carta, está muy pensada para compartir (que es lo que hicimos nosotros), aunque también podrás encontrar platos más elaborados.
Esta fue nuestra elección:
Croquetas de jamón ibérico y trufa blanca (6€ media ración / 9€ ración completa). Deliciosas, suaves y adictivas.

Ceviche de corvina con camote y palomitas (12€). Para mi gusto picante de más, pero nada que objetar.

Steak tartar con helado de mostaza y parmesano (12€). Un clásico con el que siempre se acierta.

De postre, tarta clásica de chocolate con galletas y natillas (5€). Casi se me caen las lágrimas de lo buena que estaba y de los recuerdos a la infancia que trae esta combinación. Imprescindible.

Además, suma puntos su WI-FI ilimitado, una correcta carta de vinos por copas y botellas, y una amplísima selección de destilados Premium como traca final.
Dirección: c/ Villanueva, 26
Precio medio: 25€
Puntuación: 3 / 5
Aquí va la carta de El Escondite de Villanueva.
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