En cuatro años, Fismuler ya es todo un icono de la cocina de producto en Madrid. Su carta es aparentemente sencilla, pero detrás hay un gran trabajo por ofrecer los productos de temporada, aquellos que se encuentran en el momento óptimo para su consumo, de una forma fresca y moderna. ¡Y cuánto se agradece!
Esa creatividad es un sello de la casa. Nino Redruello y Patxi Zumárraga son los cocineros y artífices de este proyecto imprescindible de la gastronomía madrileña (y también en Barcelona, donde abrieron hace dos años). En un semisótano del barrio de Chamberí se encuentra este local de inspiración nórdica. Madera, líneas puras y limpias, y cierto aire minimalista e industrial convierten a Fismuler en un lugar cálido y de ambiente casual. Algunas de sus grandes mesas sirven de punto común para varios comensales, algo bastante más habitual en el norte de Europa que por estos lares. Aquí tampoco hay manteles y eso le confiere una sensación rústica y elegante, muy acorde con la oferta culinaria.


Con gran destreza, Nino y Patxi han sabido darles la vuelta a las recetas de siempre, proponiendo platos desenfadados y muy originales. Siguen unos criterios de sostenibilidad, de cocina sana y atractiva, que además de rica, entre por los ojos. Constantemente están cambiando la carta o añadiendo nuevos platos fuera de carta, aunque otros son ya clásicos inmutables, como la tortilla de ortiguillas, el escalope San Román o la tarta de queso (muy, muy top y dentro de las mejores tartas de queso de Madrid). Por eso es muy probable que no repitas platos por muchas veces que vayas, algo maravilloso que siempre deja espacio para la sorpresa. Por ejemplo, cuando fuimos nosotros probamos:
Mejillones gallegos escabechados en casa.

Calabacines a la parrilla con sus flores, curry verde y lima de kéfir.

Endibia al horno con salsa mantequillosa.
Merluza con hinojo y mayonesa de colatura.

Steak tartar de txuleta con huevo y patatas.

Paulova; un merengue cremoso con fresas, sirope de fresa, helado de cerezas, gel de vainilla y crema inglesa.

La carta de bebidas también es un acierto, con todos los vinos que se pueden tomar por copas, jarras de sangría o limonadas caseras, café infusionado y una amplia gama de destilados macerados en casa; perfectos acompañantes para las noches en las que se toca música en directo.
Dirección: c/ Sagasta, 29.
Precio medio: 50€
Puntuación: 5 / 5
Web de Fismuler.
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