Llegó diciembre y con el mes del frío, la temporada perfecta para disfrutar de un buen ramen. Y Killer Sobo, la última taberna japocastiza que aterriza en Madrid desde hace menos de un mes tiene EL RAMEN del momento.
Los responsables de Abuela Asesina, la traducción literal de Killer Sobo, querían algo muy informal y cercano, “hacer uno de esos sitios en los que se puede gritar desde la barra si necesitan algo más”.
El local pequeño, de diseño moderno y con toques algo ‘punkarras’ resulta al final increíblemente acogedor, primero por el trato pero también por la calidad del producto. No nos extraña que esté siempre lleno, así que conviene reservar en uno de sus dos turnos para disfrutar de sus raciones.

Pero al grano, o mejor dicho… ¡Al fideo! Os contamos lo que hace realmente de Killer Sobo sin lugar a dudas tu próxima salida gastro.
Sus imprescindibles plato a plato.
Después de leer su carta, una oda a las abuelas castizas y niponas llena de humor, pasamos por encima de las raciones, salivando… para llegar al apartado de los baos.
Esos montaditos de pan blandito, aquí son de masa casera y de rellenos muy nuestros. Nosotros le hincamos al diente y nos chupamos los dedos ya de paso con el de rabo de toro, mayo picante y polvo de cochino. PARA REPETIR.

Foto de Walk Eat Die
Nos contuvimos con el tema entrantes porque nuestro motivo principal de la visita era probar un ramen especial. Y valió la pena esperar.
Pedimos dos sopas niponas, el Tan Tan Men con caldo de pollo y miso, aceite picante, pollo mechado, huevo… Un sabor increíble, el picante en su justa medida y los ingredientes muy bien ligados.
Y el Tonkotsu Shoyu, ¡la bomba de relojería! Un placer del séptimo cielo para todos aquellos amantes del ramen y del buen comer. Panceta tostada y crujiente que se deshacía en la boca, cal-do-de-tué-ta-no -esto último léelo despacito porque se lo merece-, cebolleta, alga nori, setas enoki y huevo. Puro producto, mimo y fundamento. ¡Qué sabor! Como dice su carta… ¡Sorbe y calla, canalla! Y eso hice.

Foto de Con El Morro Fino
Después de sorber nuestros fideos, -que como reza aquí el grafiti del local, es de finos- no nos podíamos ir sin un broche dulce. Y pedimos uno de toda la vida aquí y en la china claro: el bun de chocoplátano, la merienda de toda la vida pero en pan chino y con plátano patrio. Ah, y con petazetas de chocolate, eso y los precios de los postres, sí fueron una grata sorpresa.
Nos quedan muchos días fríos este invierno como para no volver…
Dirección: Calle Redondilla, 7
Precio medio: 15€
Puntuación: 4,5 / 5
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