Inevitablemente, hay cocineros que llaman la atención y el interés. Desde que César Masrtín abrió su primera Lakasa en la anterior ubicación se ha ganado su popularidad, y desde que en una conferencia nos sirvió su famoso postre de lacasito gigante con mousse de chocolate (que desgraciadamente ya no está en la carta) se ha quedado en mi punto de mira.
Quizá César no es el cocinero más mediático, pero a sus espaldas lleva numerosos éxitos en cada una de sus ubicaciones de Lakasa, Balzac y la Abacería de la Villa y sus numerosos comensales más que satisfechos. Se ha ganado a pulso que el boca a boca sea el medio más rápido y el más eficaz para seguir sumando y que sea un fenómeno de buena cocina.
Ahora, desde su nuevo espacio en la Plaza del Descubridor Diego de Ordás, a pocos metros de Santa Engracia, César hace de las suyas en su luminosa y amplia sala bajo la tutela de Marina Launay, la pareja de Martín. La propuesta gastronómica (lakarta, como ellos dicen) evoluciona según el mercado para encontrar el mejor producto que encaje con la temporada, y el precio no se nos va de las manos. Lo mejor de todo: todos los platos se pueden pedir en ración o media ración.
Como entrantes hay platos como los buñuelitos de Idiazábal, las croquetas de setas silvestres o el paté «kasero» y rillete de cochinillo, que es lo que nos pedimos nosotras. Espectacular en su textura y servido con un pan delicioso que, por cierto, no cobran.
Para seguir con los entrantes, el besugo laminado crudo con salsa de causa picante. Por favor, tenéis que probarlo, no he visto cosa igual. La mezcla de los ingredientes es perfecta y el besugo se te deshace en la boca.
Como platos principales las impresionantes alcachofas y chipirones en jugo de calamar nos llamaron la atención. Usando el corazón de la alcachofa, su zona más tierna, las cuecen al horno al vapor durante hora y media. Mientras, para el caldo de calamar, limpian el calamar, lo doran y lo mezclan con verduras para que se quede pochado, un poquito de fumé de pescado y et voilá. Las alcachofas se cortan finas, se fríen y con cortan el calamar muy finito paa la base junto con el caldo.
El tartar de gramo con tomate seco, mostaza savora y estragón acompañado con láminas de pan negro. Elegancia al estado puro con el gramo, con una textura perfecta y muy suave. El toque de mostaza da mucho aroma y el estragón es sorprendente. Una preparación muy sencilla y un plato de los que más nos gustaron. ¿Lo mejor? El toque a rústico por el ahumado que le da el soplete.
Nos recomendaron el cordero lechal al ral al hanout con berenjena, sésamo y microbotes aliñados y allá que fuimos. Aunque bien es cierto que ya estábamos saciadas y solo teníamos huecos para el postre, me gustó mucho por el fuerte sabor y por lo jugoso y tierno que estaba. ¡El ras al hanout no lo conocía y olé el sabor que da! Lo acompañan dátiles y un trozo del lomo del cordero.
Foto de Lakasa
¡Por fin mis esperados postres! Ya había echado el ojo a todos los postres de Lakasa pero solo dos de ellos fueron los elegidos. El choco-choco blanco y negro fue una maravilla. Es una especie de brownie pero muy mejorado con chocolate blanco por encima y lascas de chocolate crujiente.
Y para terminar de enamorarnos de la cocina de César Martín… La impresionante milhojas de mousse de crema catalana con fruta de la pasión. No hemos visto cosa igual. Impresionante. Es el postre que recomiendo por excelencia si vais a Lakasa.
Durante mucho tiempo he querido ir y por fin se dio la ocasión. Tenía en un pedestal este restaurante sin conocerlo y, ahora que lo conozco, se ha merecido mis 5 estrellas. ¡Nos vemos pronto, César!
Dirección: Plaza del Descubridor Diego de Ordás, 1
Precio medio/ persona: 30€
Web de Lakasa
Puntuación: 5/5
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