Cada día la misma historia. En el barrio de Arguelles, en la calle Meléndez Valdés 54, hay una inmensa cola de gente esperando sobre las 20:30h de la tarde. ¿Y para qué? Como si fuera un concierto de uno de los grandes, esta calle se llena de gente para (nada más ni nada menos) entrar al restaurante asiático-fusión que nos tienen preparados los chicos de Nakeima.

Si eres uno de los que consiguen entrar, tras sus puertas verás únicamente 20 taburetes, de los cuales solo 8 de ellos están en la barra, bajo una decoración negra y roja bastante canalla y gañán. Ya avisamos que Nakeima es un restaurante bastante exclusivo: no aceptan reservas y hay horas de cola para solo los 20 afortunados que esa noche disfrutarán de la cena y de su equipo con experiencia en El Celler de Can o DiverXo. Si no eres uno de ellos, prueba otra noche o al mediodía, que es más fácil conseguir entrar.

La cocina oriental de Nakeima, con muchos guiños a la cocina clásica y con mucha variedad de texturas, es cero formalismos, cero «buenas tardes, caballero», cero camareros con servilletas en el antebrazo, mucha sinvergoncería (en el buen sentido) y mucho majismo, como la buena cocina callejera debe llevar. Un buenrollo en el que te dejas llevar desde que entras hasta que sales porque, en realidad, es complicado saber qué hacen en Nakeima.

Cuando fuimos al mediodía nos dejaron clara su mecánica: no hay carta y ellos van sacando sus platos del día, si te los comes todos te cuesta 40€/ persona + bebida, y si no puedes más solo les tienes que decir que paren y te cobran hasta ese plato. Sí hay una pizarra con unos platos que suelen variar bastante aunque mantienen los clásicos.

Empezamos con un sunomono de moelos. De un bocado y pa’ dentro. Increíble.

nakeima

Seguimos con dos baos de pollo y carabineros coronado con mayonesa ibérica. El bao es el bocado más «trendy» que ha llegado desde Asia y este en especial es el pan al vapor dulce con un relleno de pollo y carabineros y salsa mayonesa deliciosa. Exactamente no es un bao porque los baos están abiertos. Pero nos da lo mismo… ¡Un 10 a este plato!

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La calidad estaba altísima, pero cuanto más comíamos, más nos gustaba. Los dumpling de setas con yema de huevo trufada nos dejaron locas.

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Si los dumplings de setas estaban buenos esperad a probar los shumai de papada con salsa de soja reducida (los de abajo). Está de impresión. Quizá uno de los que más me han gustado.

Nakeima

Foto de conelmorrofino

Quizá a mí este plato es el que menos me gustó. No por la originalidad, porque era muy creativo, pero sí por el txangurro. La base del such a dumpling, debajo de la pasta, tiene un chilly Crab y en la parte superior cebolla frita, erizo de mar rallado y hierbabuena. Hay que romper en el centro y mezclarlo bien con todos los ingredientes.

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Foto de conelmorrofino

Terminamos con mochi frito de morteruelo (un paté de caza típico de Cuenca) y aliolí de ají amarillo que hizo que tuviéramos un amor incondicional a esta cocina callejera. El mochi es un pastel de arroz japonés hecho de mochigome, uun pequeño grano japonés de arroz glutinoso. Ese arroz se machaca hasta que se convierte en una pasta y se moldea con la forma que se quiera.

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Hasta aquí eran los platos ligeros y nos faltaban los «contundentes», pero no pudimos más y nos dio bastante rabia 🙁  Aunque es bueno dejarse cosas para volver otro día.

Lo que produce Nakeima es ganas de volver una y otra vez y se ha situado en uno de mis japos favoritos del universo.

Nuestro consejo: déjate aconsejar por los camareros o pide lo que hicimos nosotras, comer hasta que se pueda.

Aquí os dejamos más sobre Nakeima: Facebook e Instagram.

 

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