El restaurante Sandó se encuentra en el hotel Santo Domingo, junto a la plaza homónima, y acaba de dar una vuelta de tuerca a su oferta.
Su cocinero Isaac Fernández ha dado nuevos aires tanto a la carta como a la estética de los platos, cambiando emplatados, vajilla o mantelería. Esos pequeños cambios, en realidad, hacen una gran diferencia en muchos casos. Y no resulta complicado, solo se necesitan ganas de ponerse al día.

Isaac tiene una visión propia de la gastronomía. Le gusta apostar por el producto local y de proximidad. Claro que todo no es posible, pero en su mayoría, trata de buscar proveedores cercanos, incluso a veces sin distribuidor, lo que le obliga a pasar parte de su jornada recorriendo esos puntos de venta directos. Pero vale la pena, porque sabe que con eso elabora platos con valor añadido. En todos los casos, la cocina del Restaurante Sandó se basa en los productos de temporada a los que Isaac aporta un aire fresco, con algunos ingredientes exóticos. Y algo que nos encanta: muchos de sus platos se sirven en medias raciones, lo que ofrece al comensal la posibilidad de compartir o probar más platos. Pero vamos al lío.

De aperitivo probamos una lámina de jamón ibérico con patata trufada y mizuna. Esto último no lo conocía; se trata de una variedad de hoja verde de origen centroasiático, conocida como la hoja de mostaza japonesa de sabor refrescante, más suave que la rúcula.
Empezamos con unas croquetas de calabaza y zanahoria con un toque de yogurt (11€ media ración/ 16€ ración completa). No las había probado en esta combinación y pueden parecer muy suaves, casi dulces. Pero realmente el sabor de ambos vegetales se apreciaba perfectamente.

Seguimos con una ensalada de arenques con naranja y vinagreta de vodka (11€ /16€). Fue, sin ninguna duda, el plato estrella, el que mejor recuerdo me deja, el que más me gustó de todo lo que probé, y lo que me justificaría volver. Estaba delicioso, con la vinagreta en su punto justo de acidez, pero que acompañaba perfectamente a este pescado.

Probamos también los puerros en escabeche asiático y caviar de tomate (10€ / 14€). Es un plato bastante plano, pero ideal si estás, por ejemplo, en una comida de trabajo y no quieres terminar muy lleno. También lo recomendamos a quienes coman muchas veces fuera, porque apetecen cosas ligeritas, pero con mucho sabor.

Terminamos con una corvina con guiso marinero (28€), muy correcto y un pescado de calidad.
Aquí no llegamos a probar los postres, y eso que somos muy de terminar con un sabor dulce, pero ese día lo elegimos así. Aunque podéis encontrar algunas tentaciones como torrija con helado de su propio jugo, tabla de quesos de Madrid o brownie de chocolate con nueces (todos a 7€).
Es, sin duda, una opción ideal para comidas de negocios o una alternativa más clásica a los restaurantes de moda. ¡Ah! Y si vais en coche, tenéis 3 horas de parking gratuito.
Dirección: Isabel la Católica, 2 – 4
Precio medio: 40-45€
Puntuación: 4/5
Web de Restaurante Sandó.
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