Ya hablamos en su día de este gran lugar que no lleva ni un año y que nosotros ya hemos repetido 3 veces en dos meses. Sargo se está posicionando como el lugar del bien hacer de los fogones y de los productos de calidad de Galicia bajo el lema: lo que comes hoy, fue pescado ayer. Y eso nos encanta.
Pucho Landín, en cabeza en la cocina, sabe cómo combinar un producto tradicional con elementos más gamberros para darle una vuelta a la gastronomía del lugar. Si ya bien contamos los platos que nos enamoraron con la anterior carta de Sargo, la renovación que ha tenido su carta nos ha dejado todavía más enganchadas. Y más aún cuando vimos cómo todos los empleados del restaurante se reunían en una cata para probar la carta actual. Todos opinaban y conocían al detalle lo que Pucho quería mostrar.
PLATO A PLATO
Para picar nos dieron a probar tres aceites: arbequina, picual y ecológico. Comenzamos ya bien fuerte con el potito de ensaladilla, alioli de lima y edamame. Cantidad abundante pero no te llegas a cansar nunca. Como croquetas nuevas: las de cocido gallego (con grelos). Espectaculares.
Como buenos gallegos que son, no podían fallar con el pulpo a la brasa, kimchie, ajada y batata. Y desde que nos hemos vuelto aficionados al kale… No os digo más.
Almejas rubia de carril cocinada en salsa vietnamita. Algo muy característico en Pucho es crear este tipo de platos vanguardistas mezclando bien producto gallego con toques asiáticos.
Ataos los cinturones porque viene un have to a la mesa. La corvina en dos temperaturas, yakiniku, cebolla morada y flor de loto frita. Mirad la foto… No os digo más.
Como era de esperar por la temporada, no dudamos en pedir las flores de alcachofas confitadas y fritas, crema de colifor y panceta crujiente. Un plato que llama la atención solo de verlo.
Como siempre, este lugar triunfa y lo seguirá haciendo, así que pasaos cualquier día que vais a disfrutar.
Dirección: General Díaz Porlier 57
Puntuación: 4,8 / 5
Precio medio: 35€/ persona
Os dejamos la carta de Sargo.
El restaurante Sargo abrio sus puertas hace dos anos con el sobrenombre de «el arrecife de Madrid». Estaba en plena efervescencia de mi aisakis y no pude ir a conocerlo. A la vuelta de verano fui a cenar y me gusto mucho. El restaurante ocupa un espacio bastante grande en dos alturas. Cuenta con una zona de barra, donde predominan las plantas, el color amarillo y los estampados y en la que se ha dispuesto unas cuantas mesas altas con taburetes. A continuacion se encuentran las dos salas, decoradas de diferentes maneras. En una se han empleado tonos azules y estampados y en la otra, los tonos ocres y se han puesto muchas plantas. Destacan los retratos en colores fuertes de dos personajes tan conocidos como Pablo Picasso o Steve Jobs, que dan nombre a las salas. Tambien disponen de terraza, semiexterior lo que la hace agradable durante bastantes meses.